«Llevaba más de veinte años con esa espina clavada, era frustrante no estar a la altura de lo que se esperaba de mí. Recuerdo a muchos de mis amigos riéndose en el cole porque yo no era capaz de pasarme la última pantalla. Muchos tienen ya hijos y todo» explica Ramón, que siente que ha cerrado, por fin, un ciclo de su vida. Para hacer más llevadera su adolescencia, ha adquirido una Xbox con un lote de juegos. «No sé si los videojuegos han evolucionado mucho desde el 88, pero pienso dejarme la piel en ello. Mi adultez está en juego», sentencia.
Un hombre de 32 años da por finalizada su infancia tras superar el Super Mario Bros 3
AHORA AFRONTA CON ILUSIÓN SU ADOLESCENCIA

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