Tras efectuar varias denuncias y acudir a la Organización de Consumidores, Nuria ha conseguido que la ropa interior de Ágatha Ruiz de la Prada tenga que ser retirada del mercado.
En 1988, un juez americano ya había prohibido la venta de unas bragas con el rostro de Popeye que alteraban el crecimiento del vello púbico y, de hecho, muchos especialistas alertan de los problemas de depresión vaginal que pueden padecer las mujeres que usan ropa interior de color crudo. «Las vaginas que diariamente son arropadas por esos colores apagados permanecen tristes y van apagándose lentamente como un higo puesto al sol», explica el psicólogo genital Pierre Des Champs, autor de «Esa boca que no habla». «Las vaginas expuestas a la ropa interior de color crudo pierden autoestima y alegría de vivir, pero también es cierto que el polo opuesto -representado por los diseños chillones de la modista española- implica mantener la entrepierna en continuo proceso de centrifugado. Y al final el organismo, que es muy sabio, peta», concluye el experto.