«Es lo habitual. Incluso cuando nuestros clientes tienen problemas con nuestra compañía, nos gusta que se sientan como en casa a lo largo de todo el proceso judicial», explica el abogado de IKEA en España. «Según el protocolo, el demandante suele adquirir todos los artilugios necesarios en una de nuestras tiendas y, luego, lleva a un juez hasta allí». A modo opcional, los clientes insatisfechos también pueden contratar un abogado en la misma tienda. El modelo Häns dispone de una completa gama de maletines complementarios en diversos colores y con fundas lavables.
«Encima que les demandamos porque los muebles no nos han quedado como ellos te los ponen en sus tiendas, la sala para el juicio que hemos montado en casa también ha quedado muy pobre y triste. No hay una silla que no cojee y el martillo del juez se ha roto al primer golpe», explica indignada la joven Marisa. «El modelo de juzgado que ellos tienen en sus tiendas -el modelo Vista Oräl- es súper bonito. Al verlo te sientes listo para sentencia, pero luego en casa te sale una cosa como de juzgado de guardia soviético».