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Antonio Garcés lleva seis años casado y siempre ha sentido interés por la práctica del sexo anal. Su mujer, sin embargo, no comparte esta inquietud y, por el momento, se ha mostrado reacia a dejar que Garcés la penetre analmente. Pese a todo, y aprovechando la celebración este Día de los Enamorados, Antonio pretende insistir de nuevo en que atreverse con el sexo anal abriría nuevos horizontes en su relación afectiva.

«Creo que San Valentín es la ocasión propicia para hacer un poco de balance sobre nuestro matrimonio y poner en común futuros proyectos y expectativas. Prepararé una atmósfera íntima, cálida y sensual para decirle a mi esposa que quiero llegar al fondo de la relación. Mi compromiso en este sentido es completo y, lógicamente, espero que el sentimiento sea recíproco» explica Garcés, que es consciente de que San Valentín es una fecha que su mujer vive con intensidad y basa en ello su esperanza de convencerla. «Lo importante no es por dónde sino por qué. Y ella sabe que es porque la quiero, nada más», afirma.

Hasta el momento, Antonio había planteado la conveniencia de una penetración anal en el transcurso del coito, obteniendo como resultado una contundente negativa y la súbita interrupción del acto amoroso. «El error era mío, porque las cosas hay que saber pedirlas. El día 14 nos sentaremos los dos tranquilamente, a la luz de las velas, y debatiremos sobre el tema con la cabeza fría, racionalmente. Tengo de mi parte la fuerza de los argumentos y el amor que le demuestro cada día» declara Garcés, que promete «lavar a conciencia mis genitales en un día tan señalado; un día para el amor».