El portavoz reunió inmediatamente a su equipo de confianza y, tras valorar la situación, se decidió encargar a Telepizza cuatrocientos ejemplares más de la «Pepperoni Especial». Aunque inicialmente la empresa se declaró incapaz de asumir el volumen del pedido, las presiones obligaron a poner en marcha un contingente de trescientos jóvenes pizzeros que sirvieron a La Zarzuela las pizzas solicitadas y varios cientos de botellas de Coca-Cola y flotadores de plástico que incluía la oferta.
«Estamos planteando la posibilidad de llenar la piscina de Coca-Cola y utilizar los flotadores para que los críos naden en ella, pero hace frío estos días» explica el portavoz de la Casa Real. El periodista Jaime Peñafiel, experto en Casas y Familias Reales, se mostró preocupado ante la posibilidad de que Sus Majestades estén siguiendo una dieta inapropiada y aprovechó para denunciar el secretismo que existe en torno a lo que se come en La Zarzuela. Ramón María Iribarren aseguró que «en la Casa Real se come bastante bien y no existen motivos para la alarma» y se ofreció a abrir al público los contenedores de la basura del palacio «para que los periodistas puedan hacer sus investigaciones, ya que no tenemos absolutamente nada que esconder». Explicó también que «la pizza de pepperoni no era para Sus Majestades sino para uno de los perros del palacio, que ya está dando cuenta de toda la comida porque es un animal que ingiere mucho alimento».
La decisión de aumentar el pedido a Telepizza para eludir el problema del cambio ha sido duramente criticada. «Esto es pan para hoy y hambre para mañana. La Casa Real sigue sin suelto y eso quiere decir que el día en que se queden sin Gelocatil y el Rey necesite calmar un dolor de cabeza, no habrá recursos para hacer frente a sus necesidades», apunta el experto en protocolo Joaquim Borràs. Iribarren insiste en mantener la calma y recuerda que «los pizzeros nos devolvieron treinta euros de cambio y con eso ya podemos aguantar unos años teniendo en cuenta que realizamos pocas transacciones comerciales que requieran moneda pequeña». Pese a todo, ha animado a todos los españoles a enviar unas monedas a la Casa Real «para ayudar a reforzar la flexibilidad económica de la monarquía española».