Uno de esos señores de provincias que hay en España ha sido encarcelado esta mañana después de andar de aquí para allá, sin oficio ni beneficio, juntándose con lo peor de cada casa. La detención ha provocado el revuelo habitual en su comunidad de vecinos y varios curiosos en bata de boatiné han salido al balcón para observar la actuación de la Policía, comentando aquello tan manido de «se veía a venir con esa vida que llevaba».
Algunos medios locales han acudido también al lugar de la detención para grabar los típicos planos de la madre llorando y del detenido entrando en el coche policial con la capucha cubriendo su cabeza con el fin de elaborar posteriormente el clásico reportaje para rellenar huecos.
Se prevé, como siempre que tienen lugar sucesos de este tipo, que el imputado salga pronto de la cárcel y emprenda de nuevo su estilo de vida moralmente cuestionable sin hacer caso de los consejos de sus familiares y de la asistenta social que, probablemente, se llamará Isabel o Eva.
El artículo se remata ahora con cifras actualizadas sobre delincuencia callejera en España, encontradas generalmente en el Instituto Nacional de Estadística (INE), certificando un aumento de delitos del 17’1% en 2008, según el último informe de este mismo organismo. Asimismo, se zanjará la cuestión con la oportuna declaración del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba: «Tenemos un sistema penal durísimo: no hay ningún país en Europa que tenga 40 años de prisión efectiva para los delitos graves».
