John Perry, profesor de Filosofía de la Universidad de Stanford que alcanzó el prestigio internacional por su teoría «reflexivo-referencial» sobre los indéxicos, ha sido puesto en órbita este fin de semana a bordo de una pequeña nave espacial, la «Quine III», con el objetivo de demostrar que la gente de letras puede sobrevivir en el espacio exterior sin rodearse de intelectuales y teniendo que concentrar sus esfuerzos en la supervivencia. «Cuando falle algo se dará cuenta de que la Filosofía no da para tanto y se lamentará por no haber estudiado una carrera de verdad», afirma un experto de la NASA.
Perry aceptó la misión «para romper con esa idea de que los de letras somos unos inútiles que sólo saben de retórica. Nuestro interés por la ciencia, al menos aquí en los Estados Unidos, es mucho mayor que el interés que tienen los astronautas por la Filosofía».
El profesor ha tenido que soportar las burlas y el desprecio de los expertos en misiones espaciales: «Lo primero que hará será soltar alguna frase rara y profunda al ver la Tierra desde fuera, pero luego oirá un ruido inesperado y sólo pensará en volver con su mamá» aseguraba ayer David Heffer, responsable del mantenimiento de la aeronave.
El filósofo, que se distrae de momento «con sus teorías» sin ningún incidente destacable, pretende sobrevivir al menos durante una semana sin la ayuda de nadie. «Seguiré atendiendo a mis alumnos por videoconferencia y bajaré cuando la NASA admita que he superado el reto. Sé que lo lograré. No he tenido que llevar el coche al taller en diez años. Con reflexión y paciencia todo se supera», ha asegurado.
