La detenida confesó que sus otras amigas (sin nietos, como ella, o bien con un número de nietos inferior a sus expectativas) acuden a reuniones en las que intercambian fotografías robadas de criaturas y planean raptos. Luego, esas falsas abuelas recorren mercados municipales y colas de autobús mostrando las fotografías sustraídas o directamente a los niños, a los que drogan para que no se resistan y para que parezcan «más modositos y responsables».
Una vez se acostumbraron a presumir de nietos, las ancianas fueron necesitando cada vez más niños para seguir impresionando a sus conocidos. Acabaron cayendo en un círculo vicioso que las ha llevado finalmente ante el juez. «Una desmesurada ambición de cariño pudo con ellas. Típico de las abuelas», explica el agente encargado de la detención.
Antiguamente era habitual que un único matrimonio tuviera 4 o 5 hijos y que éstos, a su vez, tuvieran el mismo número de descendientes. Ese matrimonio, cuando llegaba a la vejez, podía presumir de tener 25 nietos como 25 soles. «Hoy en día eso ya no ocurre, pero los abuelos siguen estancados en esa mentalidad. Sienten que tienen mucho amor que dar y pocos o ningún nieto», argumenta el experto en delitos de la Tercera Edad de la Policía Nacional. «Muchas personas mayores intentan volver a esa época dorada mediante la extorsión, el rapto y el contrabando de fotografías de niños adorables vestidos con trajes de El Corte Inglés».
«Ha habido casos en los que un sólo bebé ha sido utilizado por 20 o 30 ancianas en una sola tarde, todas ellas paseándolo y pellizcándole los carrillos. Los enrojecimientos de cara son habituales», explica Carmen Jazmín, psicóloga infantil.