Un estudio encargado por la ONU en el que han participado expertos de más de cien países concluye que en 2020 el calentamiento global obligará a poner el aire a tope. Según el informe, la temperatura mundial ha subido 0,8 grados sobre los niveles preindustriales, «lo cual en términos de aire acondicionado es casi fiebre».
Si las predicciones son ciertas, en un futuro cercano se estará siempre mejor en las tiendas que en la calle y, por culpa del deshielo que sufrirá el Polo Norte, el nivel del mar subirá y obligará a los bañistas a poner la toalla un poco más hacia adentro para que no se moje y provoque un drama.
Ante las conclusiones del estudio, la Organización Meteorológica Mundial recomienda a los gobiernos que faciliten a los ciudadanos la adquisición de aparatos de aire acondicionado y que implanten «la cultura del aire a tope». Según esta institución, la peor actitud es la de aquellos que creen que basta con beber mucha agua y ponerse a la sombra. «No frivolicemos. Pongamos el aire a tope», recomienda también la ONU.
Algunos negacionistas del cambio climático aseguran que el estudio cae en el alarmismo. «Incluso si tuvieran razón, con el deshielo de los polos dispondríamos de más agua con la que refrescarnos. El aire acondicionado a toda mecha podría erradicar hábitos ancestrales como ir sin camiseta en verano, sentarse en una silla de mimbre delante del portal o beber cerveza helada todo el día. Sería como vivir en un mundo sin españoles», advierte el especialista Antón Uriarte.