«En algún momento se propuso cortar el poste y que se llevara la parada del bus a casa colgando de la boca», explica un ciudadano que estuvo presente durante todo el proceso. «Sin embargo, todos pensamos que podía ser un peligro y que acabaría llenándose su salón de autobuses y de gente haciendo cola. Así que se decidió recurrir a la fuerza».
Según otros testigos, el joven empezó a juguetear con la escarcha del poste escribiendo primero su nombre sobre el metal, luego formando pequeños remolinos con la uña y, finalmente, lamiendo el hierro aún sabiendo que el desenlace sería trágico. Según ha declarado, no pudo «evitadlo» y ha querido dejar claro que «volvedía a hacedlo». Los ciudadanos que esperaban el autobús y que presenciaron la escena aseguran que si se aumentara la frecuencia de paso de los buses se evitarían accidentes como este.