Dos aviones de la compañía Iberia se encuentran detenidos a una altura de 26.000 pies y, haciendo caso omiso de los avisos que reciben de sus respectivas torres de control, los pilotos se están poniendo al corriente uno a otro de sus vidas y se limitan a decir «ya va, ya va» cuando la tripulación o los propios pasajeros les piden que reinicien la marcha. «Dice que hace mucho que no hablan y que vamos bien de tiempo» se queja la sobrecargo de uno de los dos vuelos, mostrándose preocupada porque «sacan el codo por la ventanilla poniendo en riesgo la estabilidad de la aeronave».
Según parece, los pilotos estudiaron juntos y hacía tiempo que no coincidían. «Al cruzarse en el aire se han reconocido y han frenado en seco, estampando a todos los pasajeros en el asiento de delante. Luego se han puesto a hablar de trivialidades, criticando incluso a otros colegas cuando saben que todo lo que dicen queda registrado en la caja negra», explica una azafata a través del sistema de radio.
Uno de los dos vuelos, el IB0779, se dirige a Cuba, por lo que el piloto no se muestra en absoluto preocupado por la demora que está provocando. «En Cuba se lo toman con calma, aunque llegues a la hora te hacen esperar igual», explica. El otro vuelo, con código IB6844, procede de Madrid en dirección a Lisboa, «y allí, que yo sepa, no hay nada que corra prisa» argumenta el comandante Farreras. Ambos aseguran que, cuando acaben de hablar, se pondrán a mil por hora y compensarán el retraso.