La reliquia que guardaban las monjas del convento de San Malaquías, en la localidad vallisoletana de La Seca, sufre una grave erosión debido a su uso frecuente. El vestigio, parte del pene de San Malaquías de la Rotonda, había perdido casi todo el glande y un 78% de su rugosidad.
Los vecinos habían denunciado al convento debido a las molestias que les producían los gemidos de las monjas. “No era sólo de noche, esta gente no atiende a horarios”, se quejaba un ciudadano. Las monjas clarisas del centro religioso no quieren hacer comentarios acerca del posible uso del miembro, pero la Policía ha detectado restos de flujo vaginal en su parte superior y numerosas huellas de por lo menos diecisiete personas distintas. “Estos pelos de aquí no pueden ser de San Malaquías, que era rubio”, señaló el sargento Morales, de la brigada de Delitos Religiosos de la Policía Nacional.
La reliquia de San Malaquías es un trozo de pene de unos dieciséis centímetros. La otra mitad con los testículos se encuentra en el Monasterio de Benedictinas de Santa María de Carbajal, en León, donde por el momento no ha habido denuncia de los habitantes de la zona, si bien han dejado de comprarles queso en señal de protesta. El cimbrel ha sido confiscado y trasladado a un centro especializado en la restauración de penes de santos, donde será tratado con las revolucionarias técnicas actuales hasta devolverle su aspecto original.