«Son personas que siempre están pensando en lo suyo y que, por eso, pueden morir atropelladas. Creo que todos deberían acudir al refugio en masa. Que no quede ni uno de ellos en las calles» dice Antonia, madre de familia de 52 años. «Ellos están seguros y nosotros no tenemos que aguantar sus imprescindibles monsergas» añade Aurelio Manila, conserje en la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.
Para facilitar la labor de reclutamiento, se solicitará la colaboración ciudadana. Cualquier persona que pueda conocer a un intelectual, esnob, artista o poeta debe ponerse en contacto con las fuerzas del orden. Éstas informarán a los interesados de las ventajas que ofrece el búnker a cualquier librepensador.