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Se ahoga tras nadar durante meses en la abundancia

LE FALTABA PRÁCTICA PORQUE ERA UN NUEVO RICO

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Los servicios de rescate del municipio de Cullera (Valencia) encontraron la pasada madrugada el cuerpo ahogado de Celestino Anguita, desaparecido hace tres meses desde que empezó a nadar en la abundancia. “Al principio no nos dimos cuenta” comenta su madre Engracia Lomeña, “le hicieron un contrato fijo con 15 pagas y empezó a pedir el menú especial de 15 euros en vez del normal de 9, pero el problema vino cuando al hacer la declaración de la Renta le salió a devolver y, claro, ahí ya empezó a tener demasiado”.

El Ministerio de Economía ya ha advertido que, como afirman muchos expertos, teniendo poco se pasa mal, pero tener mucho puede ser muy peligroso. Según fuentes del SAMUR, el cuerpo de Celestino presentaba claros signos de haber tenido una gran cantidad de cosas: por las mollitas de la cintura, puede deducirse claramente que en el terreno alimenticio llevaba meses sin faltarle de nada.

En Cullera, los vecinos y veraneantes aún no se lo creen. Muchos todavía recuerdan a Celestino en el Mercadona haciendo la compra con una calculadora en la mano sin salirse de los productos Hacendado y Deliplus, pero eso fue antes de que su economía empezara a elevarse por encima de los límites recomendables. Jaime Quesada, amigo de la víctima desde la infancia, afirma que se lo vio venir: “En abril me invitó a un arroz en su casa, y cuando llegué vi que le había puesto marisco para cuatro, siendo nosotros sólo dos. Intenté avisarle, pero estaba entretenido chupándole la cabeza a una gamba y no me hizo caso”.

La muerte de Celestino también ha invitado a la polémica desde que algunos pudientes de la región señalaran la condición de nuevo rico del ahogado como posible causante de su muerte. “Yo llevo teniendo mucho de todo desde que nací y nado en una abundancia que ya quisiera Michael Phelps”, comenta Isidro de la Sierra, un magnate de la vida. La Asociación de Ricos de toda la Vida recomienda a la gente de clase baja que se mantenga en el umbral de la pobreza hasta que la espiche, para evitar casos como el de Celestino.

La última vez que Celestino fue visto con vida el pasado mes de Junio ya estaba nadando en lo hondo de la abundancia, sin hacer pie ni nada, según declaran algunos testigos. “¡Que tienes mucho!” le gritaban algunos desde la orilla. Pero Celestino ya estaba sumergido en los excesos de llamar por el móvil a las horas que sale más caro o tirar el champú sin antes echarle agua para aprovechar el restillo del fondo.

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