Desde finales del mes de junio empezaron a comercializarse en Italia unos helados de la serie Magnum de Frigo que, con la excusa de transmitir lujo y sensualidad, reproducían la silueta de una prostituta hecha de chocolate negro. «La diseñamos pensando en una mujer liberal y dueña de su cuerpo, pero el consumidor dijo que no, que eso que habíamos dibujado era simplemente una puta», explica George Rittne, portavoz de la empresa heladera. Inicialmente, el equívoco no parecía perjudicar al producto, pues según Rittne «a muchos les aportaba un plus erótico», pero el hecho de ver a niños sorbiendo una cremosa entrepierna en plena calle ha acabado despertando rechazo entre la población italiana y provocando finalmente la retirada del producto.
«Monseñor Rogatti es muy aficionado al chocolate negro y tomaba dos helados de esos al día. Y con fruición, huelga decir. Por supuesto, nunca sospechó que hubiera lujuria en la silueta, creía que era una forma abstracta, de diseño. Descubrir lo que hay detrás de ese simple postre le ha turbado mucho» confiesa un cura florentino. El propio Vaticano puso el grito en el cielo al conocer la existencia del helado, advirtiendo que «un niño no debe chupar a una mujer».
La Asociación Italiana para la Protección de la Infancia también ha emitido un comunicado en el que denuncia «la perversión de un dulce tradicionalmente ligado a la infancia y, por lo tanto, con un elevado porcentaje de menores entre su público objetivo. Lamer una prostituta no es una práctica admisible en general pero mucho menos entre los niños y las niñas. Además, puede favorecer la transmisión de enfermedades graves como la caries».
Aunque el helado con forma de prostituta ya no se comercializa ni en Italia ni en ningún otro país, se rumorea que existen ejemplares en el mercado negro. Asimismo, una empresa serbia comercializa moldes con una silueta parecida para que sea el propio consumidor quien los rellene de chocolate y «disfrute del placer de comer mujeres dulces», tal y como reza la propaganda de su página web.
