«Los sábados siempre entra a las siete de la mañana y nos hace levantar a todos con una energía realmente molesta, pero hoy parecía un zombie que se hubiera tragado un panal de abejas, toda cubierta de picaduras» explica su madre emocionada. Al dirigirse a la habitación de su hija, y tras encontrarlo todo revuelto y ver una enorme mancha roja en la pared con el cadáver del mosquito, lo ha entendido todo. «Parece ser que se lo tomó en plan personal. Nunca deja que nadie coja sus cosas y tiene muy mal despertar. Y entre que intentaban robarle la sangre y no le dejaban dormir, pues supongo que acabó estallando», apostilla el padre.
Todo apunta a que la criatura no descartó emplear sus muñecos más preciados como armas arrojadizas, pues muchas de sus muñecas han aparecido rotas o sin cabeza. La pared, pintada con alegres motivos infantiles, ha quedado llena de desconchados y pequeñas manchas de «zapatillazos».
«Ha tenido que ser algo realmente grandioso», dice el padre, «tendremos que pintar y comprar nuevos muebles, pero creo que mi hija ha demostrado un gran arrojo y no tenemos nada que reprocharle. Aprovechando la reforma quizá pongamos una mosquitera en la ventana. O quizá le compremos un insecticida, aunque a mi hija le gusta jugar limpio y no creo que lo usara».
La niña ha hecho prometer a sus padres que ofrecerán un funeral digno y a la altura de su contrincante.