En la entrevista concedida a Lecturas, la polifacética presentadora revela que el mundo de la noche ya no formará parte de su vida de acuerdo a los preceptos del islam, aunque no descarta seguir apareciendo en televisión. Eso sí, siempre luciendo el burka de color negro que «tanto me favorece». No quiere explicar cómo conoció a su actual marido, del que se sabe que es un hombre muy rico pero del que se desconoce su identidad. «Fue un idilio», se limita a decir para zanjar la cuestión.
Desde ciertos colectivos se ha criticado que Belén Esteban -que pasó de ser la eterna «ex» de Jesulín a convertirse en colaboradora estrella del programa de Ana Rosa Quintana- se haya vendido de manera tan atroz. «La Esteban», como se la conoce popularmente, se define a sí misma como un «champán de pata negra» e insiste en que se casa por amor y en que no tiene que dar explicaciones a nadie de lo que hace. «Yo he hecho de todo por dinero, pero también he hecho de todo por amor y nunca en mi vida me he tenido que esconder de nadie» ha dicho. «Bueno, excepto ahora, que sí que tengo que esconderme con el burka y eso, pero vamos, encantada».
Los periodistas del corazón se frotan las manos esperando las jugosas historias que Belén pueda contar en su «jugueteo» con la poligamia. «Si hablando sólo de la Campanario han corrido ríos y ríos de tinta, conviviendo con otras quince mujeres vamos a tener fiesta para rato», dijo ayer un deslenguado colaborador de un programa matinal. «Vamos a salir ganando todos y ella la primera, porque Belén nunca se ha vendido barato y a nivel estético lo del burka es lo mejor que podía pasarle, desde luego».