Un Smart aparcado en un insignificante descampado de las afueras de Poblet (Tarragona) ha explotado esta mañana provocando un minisusto y una minintervención de los agentes más bajitos de la Policía, que atribuyen el petardo a unos terroristas que jugaban a reclamar ligeras mejoras para los españolitos. «Ha sido como ver un vaso al borde de una mesa, te asustas porque crees que podría caer al suelo y derramar un poco de líquido» explica un testimonio en leve estado de choque. Las autoridades han acordonado la zona con trapos de cocina atados entre ellos y unos psicólogos becarios han atendido a los afectados con caricias e historias sobre dragones y doncellas de otros tiempos.
«Espero que sea la última vez que se produce un miniatentado de estas características. No quisiera tener que lamentar pequeños cadáveres y por eso nos dedicaremos a perseguir a los autores en los ratos libres. Estoy muy contrariado, sinceramente. Animo a los españoles a que salgan a la calle a protestar con bufidos y comentarios en voz baja» ha afirmado el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, aprovechando que ha coincidido con dos periodistas en un ascensor.
