- La actualidad del mañana -
- La actualidad del mañana -

Este es tu último artículo gratis este mes. Te queda un artículo gratis este mes. Te quedan unos pocos artículos gratis este mes.
No renuncies a la Verdad, suscríbete

Suscríbete

Un libro recopila las mejores metáforas usadas por jefes de personal

LOS EMPRESARIOS RECURREN A LA LITERATURA PARA DESPEDIR A LA GENTE

Este contenido es posible gracias a las personas que respaldan El Mundo Today con su suscripción. Ayúdanos a seguir siendo el mejor medio de información del país y suscríbete.

Portada del libro.
Pregunta. ¿Cómo se le ocurrió escribir un libro tan peculiar?

Respuesta. He trabajado como auxiliar administrativo y he recibido muchas charlas y muchas circulares. Al principio, como trabajador, no sabía apreciarlas. “Ya están aquí vendiéndome la moto otra vez”, pensaba. Pero poco a poco empecé a ver más allá del contenido para fijarme en los elementos formales. Y hay auténticas joyas. Los jefes de departamento, los directores de proyecto… esos son nuestros poetas de hoy. «Estamos dejando que nuestros mejores poetas se pudran en el barro, que es donde nacen las mejores flores» dijo Hölderlin.

P. Bonita metáfora.

R. Está en el libro, la utilizó un ejecutivo de cuentas para lograr que ascendieran a su cuñado en su empresa.

P. ¿Y el cuñado era una de esas flores olvidadas?

R. Qué va, ni siquiera era un trabajador de la empresa, pero un día pasó por allí por casualidad para entregar comida a domicilio y el ejecutivo de cuentas empezó a citar a clásicos del Romanticismo alemán. Aquella misma tarde el cuñado ya era accionista mayoritario.

P. ¿Tantos conocimientos literarios tienen los empresarios hoy en día?

R. En absoluto. Hablan de oídas, improvisan. Pero las verdaderas creaciones nacen así. Recuerdo que, en pleno recorte de gastos, el gerente de una editorial dijo en un discurso que «el roble milenario agradece la poda de sus ramas porque de cada corte brotan la energía y la fortaleza de la vida». Lo que quería decir es que iba a despedir a media plantilla, pero la gente lloraba porque se identificaba con el roble, no con la rama que se iba al garete. El roble eran los accionistas, pero nadie lo entendió. Es el poder de la retórica. Hay más belleza y épica en cualquier circular interna sobre objetivos trimestrales que en el último libro de Stieg Larsson, con perdón de este señor. Además, encontramos de todo: acción, terror, romanticismo…

P. ¿Romanticismo?

R. Sí, pero especialmente épica, claro. Aunque amor también, no crea. El amor que puede sentir un gerente por un cliente, un accionista, un inversor o una empresa con la que quiere fusionarse es muy difícil de expresar con palabras. Y algunos lo consiguen. Durante la fusión de dos compañías eléctricas alemanas se enviaron correos electrónicos con frases como «vuestro frenético caudal contiene el agua que saciará nuestra sed». Esto es emocionar desde la frialdad, sin perder la compostura, no como algunos poetillas que parecen niños de teta llorando por no sé qué chavala. Ya me gustaría a mí ver a Don Delillo o al español Agustín Fernández Mallo intentando levantar los ánimos de toda una plantilla de teleoperadores. Eso no se consigue con cuatro palabras mal puestas. Y lo del terror, en estos tiempos de recortes de personal, supongo que no hace falta que lo explique.

P. ¿Algún ejemplo de metáfora que le guste especialmente?

R. Una empresa gallega estaba a punto de trasladar toda su producción a Finlandia pero llevándose a toda la plantilla. El jefe de personal envió una carta diciendo: “No sabíamos si meternos esa croqueta en el gaznate pero al final lo hemos hecho porque nos apetecía y porque teníamos hambre. Y vosotros, todos vosotros, sois el rebozado de esa croqueta. Sois, pues, imprescindibles. Imprescindibles y crujientes. Finlandia tiene hambre de vosotros”. Es de una sutileza abrumadora.

P. ¿Funcionó?

R. Ni idea, pero el argumento es lo de menos. Lo importante, amigo mío, es la belleza. Hay un tipo, un contable gris que trabaja en una empresa de grapas de Utah, que fue capaz de despedir a toda la plantilla menos a un único trabajador y, aún así, logró aumentar la productividad. Usó una metáfora preciosa sobre ríos de papel que necesitan “presas para controlar su inquebrantable voluntad”. Las presas eran como las grapas, claro.

P. ¿Recomienda usted el uso de la retórica florida para gestionar equipos humanos? ¿No le parece un tanto maquiavélico?

R. Somos receptáculos de pasiones y la literatura es el motor y el timón de estas pasiones. Para que una empresa arranque y se conduzca con virtud en el ajetreado mar de la economía, necesita de poetas que levanten la moral de los remeros. No sé si me explico.

P. Más o menos.

R. Si lee mi libro acabará convenciéndose. Su alma se abrirá a la verdad con la suavidad del jugoso gajo que se desprende de una mandarina.

spot_img

Apúntate a nuestro boletín de titulares

Últimas publicaciones

spot_img
spot_imgspot_img