El tendero escocés John Walker (1805–1857) es conocido en todo el mundo gracias a su hijo Alexander, que eligió su nombre para la conocida marca de whisky. «Cuentan los rumores que la relación entre ambos era tormentosa y que el padre era muy posesivo y autoritario. De ahí que el pobre Alexander, que se sentía culpable porque su éxito eclipsaba la trayectoria paterna, decidiera dar protagonismo a John Walker insertando su estampa en todos sus productos. El padre nunca mostró agradecimiento. Al contrario, no dejaba de incordiar y dicen que sigue haciéndolo aún» sostiene Roberto Lorenzo, experto en destilados.
El Vaticano enviará a Benalmádena a dos expertos en exorcismos para liberar al padre Rosendo de las garras de Walker, que le obliga a insultar a las señoras, a andar sin rumbo por las calles y a dormir la mona en cualquier esquina. «Esperamos que se ponga bien muy pronto y que el espíritu no se adueñe del cuerpo de nadie más», afirma el alcalde.