«Hacía meses que la vaca 103 no estaba igual. No es que diera la leche agria, pero aquí sentimos mucho apego por estos animales. Las conocemos como si fueran hijas y estábamos preocupados», dice un ganadero de Lugo. «Sin embargo, el presidente vino un día a visitar las instalaciones con motivo de la campaña de eso de Europa o no sé qué. Cuando la vio dejó de hablar, se acercó a ella, le puso la mano en la frente y empezó a hacer ‘mmm, ahá, mmm’, como cuando uno va al médico. Nos dijo que la vaca 103 necesitaba estar al aire libre y pastar en la montaña. La sacrificamos para que no sufriera, pero fue muy aleccionador. El presidente todavía llama por teléfono preguntando por ella. Nosotros le decimos que mucho mejor».
Aunque Feijóo no quiere dar detalles, se supone que descubrió su capacidad al poco de ser investido. «No sabemos si el expresidente Tourinho tenía la misma capacidad que Feijóo. Es probable que ese poder o como queramos llamarlo se herede con el cargo. Conociéndole, puede que se lo callara e hiciera oídos sordos» dice un colaborador cercano a Feijóo. «Incluso es posible que Fraga también pudiera descifrar a las vacas. Él también tiene un aliento peculiar», añade.
Es dudoso que las vacas puedan oír o comprender a Feijóo, pero parece que el presidente se ha acostumbrado a «consultar» cualquier decisión que toma con los rumiantes, lo que está empezando a levantar suspicacias dentro y fuera de su partido.