Con la crisis, no es la primera vez que sucede un episodio como el del presidente de Gas Natural. La semana pasada, el máximo responsable de la cadena de cafeterías Starbucks se comió un atril durante una junta de accionistas cuando le preguntaron por el decrecimiento del número de franquicias. Un mes antes, el director del Boston Globe evitó plantear abiertamente el futuro inmediato del periódico enseñando a todo el mundo «una cosa muy rara que sé hacer con la lengua». Expertos economistas aseguran que se trata de una reacción normal en tiempos de recesión y que ya en el Crack del 29 muchos se tiraban por la ventana como maniobra de distracción. «Los más listos acabaron viendo que esta estrategia no funciona. Levantaron su cuerpo del asfalto y regresaron a sus despachos para afrontar las dificultades con madurez», sostiene el experto financiero Richard Levin.
El presidente de Gas Natural se mete un boli Bic en la nariz
Su gesto ha hecho correr ríos de tinta

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