«Mi esposa, que es española como todo el mundo, sufre una alergia terrible a las picaduras de avispas. Yo no tengo nada en contra de los coleópteros igual que no tengo nada en contra de los alemanes y otros extranjeros, pero uno tiene que defenderse y debe hacerlo con las mejores armas a su alcance, y más si está en su propio país. Yo entiendo que las moscas y demás son seres de Dios y viven en España desde hace tiempo, pero les gusta molestar y se pasan el día evacuando en las sandías y frotándose las manos. Tenemos que mirar por nuestro propio bien» reflexiona el general Padilla, visiblemente emocionado al observar el vuelo del F-18 que acaba de lanzar el misil en una caseta de las afueras de Deltebre (Tarragona), una zona plagada de mosquitos.
Dolores Parmalat, portavoz de la asociación PETA en España, ha criticado el uso de misiles para regular las plagas de mosquitos. «No sé quién tuvo la idea pero, francamente, me parece que no se puede ir lanzando proyectiles a diestro y siniestro para acabar con la vida de los animales, aunque resulten molestos. También los niños gritan en los restaurantes y molestan, pero nadie les lanza misiles excepto si es para jugar».
Se espera que el uso de los misiles Taurus a lo largo del verano acabe con las plagas de insectos y promueva además el sector de la construcción, puesto que las explosiones generadas por dichos proyectiles «pueden requerir algún que otro ajuste del mobiliario y de algunos tabiques porque todos los remedios, empezando por el Gelocatil, tienen efectos secundarios», asegura el general Padilla.