Los responsables del Hotel Villa Magna, recién reformado, fueron los que pusieron sobre aviso al Ayuntamiento. «Quería asegurarme de que luego no habría problemas para cobrar el arreglo de los desperfectos. Uno de ellos pidió doscientos gofres. Y nos dijeron que se les tratara como a reyes, así que se le sirvieron los doscientos, que hubo que ir a comprar y todo. Y luego la chica se los encontró todos pegados al techo formando la palabra ‘ojete’. A mí me pareció raro suponiendo que eran extranjeros» declara el director del hotel.
Eso ocurrió el miércoles por la mañana. Durante el día la actitud de algunos de los miembros, especialmente de uno al que los demás llamaban «el Panocha», siguió levantando suspicacias. «Fingían interés por todo para disimular, pero nunca hacían las preguntas adecuadas» dijo ayer el vicealcalde Manuel Cobo. «Les llevamos al Palacio de Deportes, donde se celebrarían los torneos de Judo y Taekwondo. Y uno de ellos preguntó cuántos chinos cabrían allí si los pusiéramos unos encima de otros hasta llegar al techo. Pero no preguntaban nada sobre accesibilidad para minusválidos, por ejemplo».
Al final, tras los reiterados avisos de los trabajadores del hotel y la extraña actitud de los visitantes, ha sido revelada su verdadera identidad: se trata de unos vándalos originarios de San Sebastián de los Reyes que, según la Policía, ya provocaron el caos el año pasado disfrazándose de caras de Bélmez.
El problema ahora es que los vándalos dejaron huella por todos los sitios que visitaron (pese a sus esfuerzos por fingir ser los auténticos responsables) y las instalaciones no están en estado óptimo de revista. Alberto Ruiz-Gallardón ha asegurado que el Ayuntamiento «se pondrá las pilas para recuperar el tiempo perdido y olvidar este despropósito».