Cuando a las doce del mediodía se supo que había dimitido, algunos periodistas preguntaron a Chaves si su gesto tenía algo que ver con los rumores de remodelación del gobierno, a lo que contestó, con perfecto acento gallego: «agora xa está», dejando helados y con el micro en la mano a los reporteros, que desconocían que Chaves no fuera andaluz.
«Los andaluces son riquiños» decía la mujer de Chaves ayer. «Tras veinte años desayunando manteca ‘colorá’, yendo a procesiones de Semana Santa y hablando a gritos en los patios de vecinos, pues se acostumbra una a este estilo de vida… Pero la morriña empezaba a ser insoportable. Yo le decía: ‘Manuelinho, Galiza é nosa terra, é humida pero é fermosa’ y veía que a él se le humedecían los ojos. Lo que pasa es que nuestros filhos, claro, se sienten muy andaluces y… bueno, ya veremos». Al parecer, Chaves ha adquirido ya un pazo en Mondoñedo, provincia de Lugo, tierra que le vio nacer.