El entrenador del equipo blanco, Juande Ramos, ha revelado esta mañana la puesta en práctica de un nuevo sistema «que inoculará a los jugadores el virus de la ambición y les hará sentir que se juegan la vida en cada enfrentamiento». Un experto francotirador «que se mantendrá siempre en el anonimato y que no será siempre el mismo» se situará en un lugar estratégico del estadio en el que se disputen los partidos del Real Madrid e «irá siguiendo con la mirilla a los jugadores que necesiten más empuje». El equipo, que ya probó el método en su último entrenamiento, muestra algunas reservas. «Sentir ese puntito rojo en la frente distrae más que otra cosa», aseguró Fernando Gago.
El resto de equipos de la liga española, y en especial el Barcelona, aplaude la iniciativa pero muchos quieren esperar a ver qué resultados proporciona a los merengues antes de adoptarla. «Me parece algo muy cachondo. Les mando todos mis ánimos a los jugadores, que son los que se arriesgarán a que el francotirador les reviente la ‘chola’ en un desliz. Pero seguro que les irá muy bien, son unos campeones» ha afirmado el guardameta blaugrana Víctor Valdés. Los familiares y amigos de algunos futbolistas del Real Madrid han emitido un comunicado criticando la medida y asegurando que «viola como mínimo tres o cuatro derechos humanos, siendo verdaderamente complicado para los jugadores ponerla en cuestión sin que sean acusados de boicotear el avance de su propio equipo». A pesar de las reticencias, el francotirador estará presente en el próximo encuentro del Madrid contra el Almería.