Un desgraciado accidente causó ayer varios heridos en las inmediaciones del edificio histórico de la Universidad de Barcelona. Un grupo de estudiantes contrarios al plan de Bolonia salía del recinto para diseñar sus propuestas bajo la calidez del sol cuando se topó de improviso con una patrulla de los Mossos d’Esquadra que realizaba un reconocimiento rutinario. Ambos grupos iban pensando en lo suyo, por lo que no pudieron evitar un fuerte choque frontal. Los uniformes policiales protegieron a los agentes, pero algunos estudiantes necesitaron asistencia. «Los propios Mossos nos ayudaron a levantarnos y preguntaron si estábamos bien. Fue más el susto que otra cosa. Dentro de la desgracia, tuvimos la suerte de chocar contra policías, que saben cómo ayudar en casos así» declara uno de los alumnos accidentados. «No saben cómo agradecerlo, se han ofrecido a fotocopiarnos apuntes de lo que queramos. Pero estamos para eso, de hecho deberíamos haber ido con más cuidado» reconoce uno de los agentes.
Josep Vicent, catedrático de Psicología de la Universidad de Barcelona, acudió también al lugar del accidente para ofrecer asistencia y explicó que los choques frontales entre multitudes no son frecuentes pero sí están descritos. «Es lo típico que pasa a veces cuando vas por la calle, te topas con alguien y los dos hacéis el ademán de ir a la derecha, después a la izquierda, y tenéis que parar para aclarar por dónde va cada uno. Si esto lo traspasas a nivel colectivo, la situación es mucho más aparatosa. De hecho, así nació el fútbol», explica Vicent.