El pasado domingo, el presidente Hugo Chávez consiguió al fin que el 54’36% de los venezolanos aprobara la reforma constitucional que le permitirá presentarse a la reelección de manera indefinida. Consciente, pues, de que los humanos ya no son un obstáculo a tener en cuenta de cara a la perpetuación de su mandato, Chávez se centra ahora en el futuro a largo plazo.
Para ello, ha realizado importantes gestos de aproximación a la comunidad de robots y grandes electrodomésticos que, según todas las previsiones, acabará en 2054 con el gobierno del Hombre sobre la Tierra instaurando una dictadura del chip con tintes postapocalípticos. «Estoy aquí para servir tanto a hombres como a electrodomésticos y no permitiré que entre ellos existan relaciones de uso y abuso. Los robots también forman parte del pueblo y las angustias y luchas cotidianas de un hombre y una mujer no me importan más que las de una aspiradora».
Cuando un miembro de la oposición le ha sugerido al presidente que repitiera las pasadas elecciones incluyendo el voto de las lavadoras, las neveras y los microondas, entre otros, Chávez ha replicado que «lo haría gustoso si alguno de ellos expresara en algún momento su disconformidad con la reforma de la Constitución venezolana».