El Tribunal Penal Internacional de la Haya ha decidido absolver al ex presidente de Serbia, Milan Milutinovic, por considerar que «su rostro enternecería a la más fría de las piedras». Milutinovic se enfrentaba a cargos de crímenes contra la Humanidad supuestamente cometidos durante la guerra de Kosovo. Se le quería inculpar, concretamente, por haber deportado forzosamente a unos 800.000 civiles albanokosovares y haber permitido que se diera muerte a cientos de personas. «Con esa cara de pena que pone, está claro que este señor lo único que puede deportar es amor y cariño» dictamina la sentencia. Los otros cinco acusados, sin embargo, no han tenido su suerte porque sus rostros «no emanaban inocencia sino todo lo contrario, y no sólo porque los serbios tengan cara de malos de por sí». Han sido condenados todos ellos a penas de 15 y 22 años de cárcel.
Para evitar que la sentencia del Tribunal dependiera en exclusiva de un criterio subjetivo, expertos en fisiognomía han intervenido en la evaluación del caso, corroborando con datos científicos que la expresión del acusado transmitía bondad. «Su calidad humana es tal que ha conseguido contagiar a los policías que le custodiaban. Con alguno de ellos ha llegado a intercambiar teléfonos y la gente iba diciendo ‘ay pobre’. Lo reconozco, yo también lo decía» ha confesado uno de los especialistas.
El empleo de la fisiognómica en el ámbito judicial no es nuevo. A finales de enero, la Audiencia Provincial de Madrid juzgó a doce «Latin Kings» acusados de matar a un joven en 2005 y se basó en exclusiva en sus fotografías del perfil de Facebook. Ayudó también el hecho de que todos ellos formaran parte de un grupo en esa misma red social que se titulaba «Yo también he matado a un tío en 2005».
En el caso del juicio en el Tribunal de la Haya, se ha difundido un informe con rigurosos análisis interpretativos de las caras de los acusados. Ante la evidencia, no han servido de nada los argumentos de la defensa.
Análisis fisiognómico de los principales acusados: