Un año después del crimen del cirujano colombiano Edwin Arrieta en Tailandia, la Corte Provincial de Kbh Samui condenó el pasado jueves a Daniel Sancho a cadena perpetua por tres delitos distintos: asesinato premeditado, ocultación del cadáver y destrucción de documentación ajena. Aunque el condenado, a través de su abogado, agradece que el crimen se haya dividido en tres partes distintas, considera que la pena debe ser también proporcional al delito cometido, por lo que sugiere ahora que la condena se trocee en condenas más pequeñas.
Los abogados de Daniel Sancho ya han adelantado que recurrirán a todas las instancias posibles presentando «pequeñas apelaciones» hasta conseguir que una condena tan extensa como la cadena perpetua se convierta en «varios fragmentos temporales dispersos de reclusión».
«La justicia debe ser proporcionada, es decir, servida en pequeñas porciones», defiende el acusado.
Entre España y Tailandia no hay convenio de extradición bilateral, por lo que el caso podría alargarse en el tiempo. Algo que Sancho en realidad agradece: «Las novedades sobre el asunto se van a ir sucediendo poco a poco, de manera dispersa, y así es como me gustan a mí las cosas».