Insistiendo en que «la fe debe ser compatible con los derechos laborales», el padre Camuñas, cura de Villanueva del Bozal, ha declarado esta mañana que denunciará a la Virgen María a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social porque se le apareció fuera de la parroquia y varias horas después de haber finalizado la jornada laboral. Dice que, por responsabilidad, se arrodilló y rezó pese a ser consciente de que no le tocaba. «Los curas no nos podemos permitir quedar mal con el jefe, pero hay límites», explica.
Según el cura, el concepto de sacrificio no puede amparar prácticas que atentan contra los derechos de los trabajadores. «Siempre me ha molestado la expresión ‘siervo de Dios’, creo que mi gremio debe poder ejercer su oficio y al mismo tiempo conciliar. La Virgen me jodió una partida de dominó en el bar y nada me garantiza que no se pondrá a llorar a las tantas de la madrugada, o que no sentiré la llamada de Dios en la pausa para el cigarrillo», asegura.
Hace meses, el padre Camuñas decidió retirar la estampita de la virgen que llevaba siempre en la cartera «porque nadie lleva la foto de su jefe consigo todo el rato, me parece que no es sano». Considera que «ser el Creador de todas las cosas sin duda es una empresa encomiable, pero a fin de cuentas no deja de ser un proyecto en equipo mantener la fe, y si te endiosas con tus empleados estás sembrando la discordia y la falta de motivación».
El cura no pide «ni un billar en la parroquia ni móvil de empresa, solo que respeten mi descanso igual que al séptimo día nadie le exigió al Señor un informe de todo lo que había creado ni nada por el estilo. El descanso se tiene que respetar».
El hombre no tiene esperanzas de que su denuncia prospere, «aunque no pierdo la fe porque es mi trabajo». Hasta el momento, la Virgen María no se ha presentado nunca a un juicio. «La impunidad de esta peña tiene cojones», exclama después de la tercera copa de vino, tras haber perdido una partida de dominó.