Sánchez se retira a la llorería. ¿El motivo? Proteger a su príncipe azul (esposa) de cuatro bulos mal pergeñados por nuestro becario de 23 años, Dieguito De Lozoya, al que desde aquí felicitamos (bueno, en realidad soy yo, jaja). La pregunta es clara: ¿Puede nuestro país depender de un pelele asustadizo que se deja amedrentar por calumnias que no se sostienen y que se difunden exclusivamente desde medios de ultraderecha como el nuestro?
¿Qué pasaría si las falsedades fuesen hechos probados? España no se puede permitir un gobierno con pies de barro que se derrumba al pisar un simple y llano escupitajo.
«Profundamente enamorado». Así se siente la persona de la que depende nuestro futuro. ¿Puede España fiar su credibilidad internacional y su estabilidad económica al vaivén de las hormonas de un ególatra sensiblero? La respuesta es no. Ni un minuto más.
Una persona que dimite por cuatro calumnias sin credibilidad no puede seguir en el Gobierno de España. Debe dimitir.
¿Podrán los inventos de este medio salvar al país de la dictadura de Sanchorreo y Begoñeta? Que esté siendo tan fácil asusta. Por dios, ¿en manos de quién estamos?
