Un héroe de guerra condecorado y que goza de todos los honores por parte del gobierno del país por el que lucha sería, en realidad, un peligroso asesino en serie en cualquier otro contexto, según confirman los analistas.
Tras matar a sangre fría a decenas de personas, este asesino en serie es tratado con respeto porque sus víctimas son enemigos de su patria. La admiración que despierta entre los suyos este asesino en serie le puede incluso ayudar a empezar una carrera política que le permita alcanzar puestos de mando y así poder matar impunemente a más víctimas.
Encontrar una buena excusa para matar, como ha hecho este héroe de guerra, o conseguir protagonizar un true crime de Netflix, son las dos mejores formas que los asesinos en serie tienen de gozar del cariño del público. Ser un asesino en serie que, además, se dedica a vender grandes cantidades de droga también puede ayudar a obtener el respeto y la admiración en todo el mundo.
El caso del héroe de guerra no es único. También hay presidentes de ultraderecha que serían el tonto del pueblo en cualquier otra aldea. Sin embargo, al gozar del apoyo mediático y de los poderes económicos, acaban pareciendo intelectuales con soluciones simples a problemas complejos. “El tipo del que se reirían si estuviera sentado en una mesa del bar del pueblo es el mismo al que votan por salir en la tele de ese bar”, explican los expertos en sociología.
