“No sé si fiarme, que luego no duermo”. Con estas palabras comunicó a la prensa Jaime Gonal, un vallisoletano de 64 años, que sospechaba que el café descafeinado que le sirvieron ayer por la mañana en el bar Los Parraques, y que, de hecho, eran tres rayas de cocaína sobre un espejito, podía no ser “del todo descafeinado o tener algo de cafeína” pese a que el camarero le dijo “café solo descafeinado” al servirle.
“A veces lo pides descafeinado y ellos se equivocan, o a veces el descafeinado que tienen tiene algo de cafeína y yo lo noto enseguida porque luego estoy algo nervioso por las tardes o me cuesta dormir”, explicó mientras enrollaba resignado un billete de cincuenta para tomarse el café.
“No sé, no sé, a simple vista yo diría que no parece descafeinado porque tiene muy buena pinta y el descafeinado siempre tiene menos crema”, insistió.
Al cierre de la edición, a las 5:00 de la madrugada, Jaime Gonal, sin camiseta, totalmente desvelado y desde el after Madiba’s de Madrid confirmó a la prensa que, efectivamente, el café que le habían servido por la mañana “es muy probable que algo de cafeína, trazas, sí que tuviera”.