En el transcurso de la cumbre europea celebrada hoy en Granada, varios miembros de la diplomacia española no han sabido cómo informar al líder ucraniano Volodímir Zelenski de que las toallas son propiedad del hotel. Al ver que, de la maleta del presidente ucraniano, salía un trozo de toalla, los diplomáticos se han reunido para evaluar la situación, pero ninguno de ellos se ha atrevido finalmente a decir nada.
Ni siquiera los trabajadores del hotel, que también se percataron de que Zelenski se llevaba un par de toallas, han tenido el arrojo suficiente para comentarle nada. “Iba a hacerlo, incluso me acerqué a él en el vestíbulo, pero cuando abrí la boca solo me salieron palabras de ánimo ante la situación de su país”, se sincera el gerente del establecimiento.
Entendiendo que solo son dos toallas, finalmente la diplomacia española ha dejado que se las lleve al considerar que, mojadas, se pueden usar como armamento. “No es que nos sobren como a Portugal, pero creemos que podremos hacernos cargo de este gasto”, reconoce el equipo diplomático.
Pocos minutos después de que Zelenski abandonara el hotel, la diplomacia española se veía en la difícil tesitura de informar al presidente ucraniano de que las películas “Blancanieves y los siete empotradores” y “Garganta Profunda IV, Atragantamiento Total” no venían incluidas en el precio de la habitación.
