Dos documentos en Google Drive, cinco presupuestos de alquiler de apartamentos, encuestas para elegir restaurantes donde encargar comida, unos estatutos y un grupo de Whatsapp caótico están siendo necesarios para llevar a cabo una orgía la próxima semana. Un evento que aún no se sabe dónde se celebrará ni en qué día, pues no se ha alcanzado un acuerdo entre los participantes.
«Queríamos una orgía y hemos montado un chocho de tres pares de cojones», reconoce Jaime Masiá Sánchez, promotor del encuentro sexual, descolocado porque uno de sus compañeros acaba de proponer «que montemos una asociación porque igual podemos desgravar los gastos de la bacanal».
«Buenos díaaaaas y feliz santo a todos los Ignacioooos», reza el primer mensaje de hoy en el chat común de Whatsapp en el que los participantes, según Masiá, están «perdiendo el foco» y olvidándose del propósito inicial del grupo. «Se trataba de follar y de repente esto se ha convertido en un infierno comparable al Whatsapp de padres del colegio», reconoce. «Mejor una paja a solas en el baño y luego a dormir», añade sin ocultar su arrepentimiento.
Aparte del embrollo burocrático, las discrepancias entre los potenciales miembros de la orgía han acabado con alguna enemistad y mensajes del tipo «contigo no follo ni en Reus ni en Granollers ni en Sabadell ni en el planeta Marte».
Al cierre de la edición, Masiá ha propuesto contratar a un mediador para evitar roces indeseados.
