Tras la convocatoria electoral de Sánchez para el próximo 23J, millones de abstencionistas que ya se quedaron en casa el pasado domingo y no fueron a votar se preparan, entre quejas y lamentos, para volver a no votar de aquí a unas semanas.
«Ya hice el esfuerzo de no hacer absolutamente nada el pasado domingo, ¿y me estás diciendo que voy a tener que volver a hacer el esfuerzo de no hacer absolutamente nada el próximo julio? ¿En serio?», se queja Álvaro Gómez Porris, un ciudadano de Sevilla harto de tener que practicar la abstención «cada dos por tres».
«Joder, macho, pero si ya hice absolutamente nada este domingo y voy a tener que volver a hacer nada de aquí a pocos días, qué abuso», dice a los periodistas Gómez Porris, que no ha votado en su vida pero considera que la política española es «agotadora».
Algunos analistas creen, sin embargo, que la nueva convocatoria electoral no hará cambiar de opinión a los abstencionistas sino que, a lo sumo, reforzará y radicalizará aún más su postura (estar tumbados).
Pese a la desazón, los abstencionistas se muestran ilusionados y creen que, si ninguno suma su granito de arena, al final no se construye ninguna montaña «y eso es lo importante».
«Parece que el pequeño gesto de no votar no puede cambiar las cosas… Pero tenemos que recordar que somos muchos y que, al final, entre todos, sí que podemos contribuir a que las cosas no cambien», dicen los abstencionistas españoles, animando al no voto.
