Tomándose un receso esta mañana en su despacho después de encendidas conversaciones telefónicas con asesores y socios de gobierno, el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, se ha sorprendido exclamando «Putos catalanes».
Aunque nadie ha podido oírle, Aragonès ha comprendido que la situación es límite, pues el cuerpo le pide «un 155 y a tomar por culo». No se lo confesará a nadie porque sería un suicidio político, pero Aragonès empieza a entender «a los que están hartos de los putos independentistas, en especial de los talibanes de Puigdemont, que están zumbados».
«Es todo una tomadura de pelo», ha zanjado el president para dar por concluido su proceso de reflexión interna.
«Bueno, som-hi, otra vez con la mierda esta, a ver qué pasa», se ha dicho segundos antes de salir del despacho para participar en la enésima reunión en plena crisis.
