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Unos jóvenes no saben si podrán seguir callando más tiempo al compañero de piso argentino porque se están acabando las tiras de lomo de Fripozo

NOTICIA PATROCINADA POR FRIPOZO

Desesperados ante la interminable verborrea del nuevo compañero de piso argentino, un grupo de jóvenes lleva toda la tarde agasajando al recién llegado con solomillos Kentucky, Cheddar bites, tiras de lomo y otros productos Fripozo que nunca falta en la nevera del piso. Con este método han logrado disfrutar de un relativo silencio al menos durante un cuarto de hora, pero el argentino es tan rápido comiendo como hablando y los jóvenes temen que no podrán sostener la estrategia mucho más tiempo.

“Se nos acabó el mate, así que tuvimos que improvisar con esto, pero calculo que tenemos para diez minutos de silencio, no más”, certifica Marina F., que señala también el “desastre” que supone desperdiciar tan valiosos manjares. “Es como cuando se hunde un barco y tienes que liberar peso tirando tus pertenencias más valiosas. Un drama”, agrega.

Los compañeros reconocen que el argentino es “muy majo” y no se arrepienten de tenerlo en casa porque “un extranjero siempre aporta nuevas formas de ver el mundo”, pero sí son conscientes de que tendrán que lidiar con el reto de la palabrería “al menos hasta que se adapte él a nuestra forma de hablar, o de no hablar tanto”.

El argentino, por su parte, ha declarado a este medio que “afí ef Effaña la fofida ef efectafular, mmmm, ¿oífte? Che, no fuefo fafar fe fofer”.