En la madrugada de ayer, Mireia P. N. recibió un inesperado mensaje de Whatsapp de Rubén Bruño, un chico que le gusta pero con el que solo ha tenido tres citas. Nada más sonar la notificación en su móvil, Marisa puso en marcha un elaborado protocolo de actuación consistente en reenviar el mensaje a sus cinco amigas más cercanas para que lo analizaran antes de dar una respuesta.
El equipo de cinco amigas expertas recibió con sorpresa el contenido del mensaje pero enseguida lo analizó con su profesionalidad habitual. “Yo creo que se está haciendo el interesante, no le respondas hasta mañana bien entrada la tarde”, recomendó Cristina Morales con su frialdad habitual. “A ver, a mí me parece un mensaje bastante mono”, intervino Nieves Fernández, rompiendo una lanza a favor del emisor. “Si quiere algo que hable de forma más clara, que se deje de dobles sentidos, que ya es mayorcito”, sentenció Andrea Rivas.
Tras varias horas de análisis, y en un momento de debilidad, testigos presenciales afirman que Mireia comenzó a mostrar síntomas de querer responder al mensaje por su cuenta, pero sus cinco amigas consiguieron desactivar cualquier posible intento de respuesta improvisada. “Tía, eso es justo lo que él quiere, tienes que hacernos caso”, le recomendaron en plena crisis. “Si le escribes, eso que dices se acabó para siempre”, confesaron con gran preocupación.
La prensa ha podido saber que esta misma tarde, después de horas de exhaustivo trabajo, Mireia P. N. ha contestado al mensaje con la colaboración de sus amigas. En estos momentos, Rubén y sus cinco amigos más cercanos analizan concienzudamente la respuesta y ya están desarrollando un mensaje nuevo que parezca casual, espontáneo pero que al mismo tiempo diga lo que tiene que decir.
