Desde que empezó a operar en España, la Casa del Rey ha tributado el grueso de sus beneficios en Suiza. Esto va a cambiar a partir de enero, cuando empezará a facturar su negocio en España en territorio nacional. De hecho, ya en octubre dio un paso en esta dirección al cambiar su denominación en el registro mercantil al de «Casa del Rey, Servicios de Gestión de la Monarquía en España», y también el objeto social, en que ya figura «la representación institucional de la jefatura de Estado española, así como cualquier otra actividad o servicio relacionados con la promoción de este país y de sus instituciones desde la realeza».
Un cambio en la estrategia de negocio de la monarquía española que se produce porque, señalan, «somos parte integral del ecosistema institucional en España». Una explicación que muchos ven como una simple excusa, pues la decisión coincide con una grave crisis institucional abierta por los casos de corrupción y evasión de capitales que acechan al rey emérito.
«A los españoles no les parece bien que la Casa Real tribute en el extranjero, o que no tribute en absoluto, y este cambio pretende dar un vuelco a esta mala imagen y recuperar la confianza de la gente», señala Miguel Ángel Pérez López, experto en Royalty Business.
«Nuestra contribución en 2019 ha sido clave para dinamizar el sector de la monarquía. Tenemos un compromiso a largo plazo con la realeza en este país. Nos sentimos orgullosos de poder posicionar la monarquía española como referente mundial» apunta la Casa Real, que pese a todo se niega a hacer públicas sus cifras de seguidores.
