Roger Aguilera, filósofo experto en el giro hermenéutico de la fenomenología desde Husserl hasta Heidegger, no ha podido evitar esta mañana derramar lágrimas de emoción al comprobar que a su hijo Martín, con apenas unos meses de vida, no se le entiende cuando habla, un rasgo que ambos comparten.
«Se ha producido un proceso de identificación paternofilial y, lógicamente, al reconocer mis propias categorías de pensamiento expresadas, como epifenómeno lingüístico, en el ‘ethos’ de mi vástago, ha habido reacción emocional, sin ser yo emotivista ni nada de eso, pero tampoco negando el papel que juega el ‘pathos’ en ese proceso de reconocimiento de un patrón similar de conducta», ha declarado el filósofo. «Que he llorado como una Magdalena, vamos», ha agregado luego.
El niño ha intentado pedirle a su padre que le acercara un juguete, y ha sido entonces cuando ha dicho algo parecido a «quedo bubete, trá bubete». A esta indicación le ha seguido una retahíla de balbuceos apenas inteligible que, pese a todo, y con la ayuda de los gestos, acababa transmitiendo la información básica. «El lenguaje es el tejido con el que armamos nuestro mundo y por eso es importante este ‘erkennung’, porque no hace más que certificar que mi hijo empieza a ver el mundo con mis ojos, con mi lenguaje», argumenta Aguilera.
El hecho de que el niño se haya cagado encima al cierre de la edición ha confirmado que también se parece a su abuelo.
