Aunque difícilmente un ciudadano de a pie podría compensar las donaciones que ha hecho el empresario Amancio Ortega a la sanidad española, esta semana uno de sus empleados en un almacén de Inditex de Vigo ha querido aportar su granito de arena trabajando doce horas extraordinarias que no va a cobrar. Ortega, por tanto, podrá disfrutar del esfuerzo de este empleado suyo sin tener que abonar absolutamente nada.
«No ha sido queriendo, lo que pasa es que al final el trabajo se tiene que sacar adelante sí o sí», argumentaba con modestia esta mañana Jesús Mojiño, de 28 años, insistiendo en que «alguien tenía que hacer esas horas y me ha tocado a mí».
El empresario no ha tardado en reaccionar a esta donación argumentando que «no hace falta donar nada, bastaría con que cumpliera con sus obligaciones en su jornada laboral, como hacemos todos». Critica, pues, el afán de alardear de horas extraordinarias aportadas de forma supuestamente altruista por ser en realidad un «lavado de imagen» para esconder «su poco interés o esfuerzo por terminar las tareas asignadas en el tiempo reglamentario y remunerado, colgándose medallas que en realidad responden al hecho de haberse escaqueado antes».
«Ojalá ni él ni su familia necesiten nunca hacer esas horas extras», se quejaba luego el trabajador, que considera injusto que «encima que donas, se te critique diciendo que lo haces para quedar bien o porque tienes tanto tiempo libre que esas horas ni las notas».
En estos últimos cinco meses, más de veinte españoles han donado un cáncer a la sanidad pública para poder sacar partido de las máquinas que donó el propietario de Inditex.