Cansado de pasar las noches en vela dando vueltas en la cama de un lado a otro, incapaz de dormir, Antonio Iturraspe, natural de Álava, ha ido a devolver su colchón con memoria a la tienda en la que lo compró porque el producto seguía hablándole de su ex un año después de romper con ella.
“Que si Marisa esto, que si Marisa aquello… era una situación insostenible”, se sincera Antonio. “Me parece estupendo que el colchón tenga memoria, y entiendo que Marisa y yo pasamos momentos preciosos sobre él, pero lo que no puedo permitir es que mi colchón le hable de mi ex a mis nuevas parejas”, continúa. “Que si Marisa eso sí lo hacía, que si Marisa siempre se quedaba a dormir… se estaba volviendo un colchón muy incómodo”, añade. “¿Dónde estará pasando la noche Marisa? ¡Qué ojos verdes tenía Marisa! Todas las noches así”, lamenta. “De esta forma no hay quién supere una ruptura”, prosigue.
Antes de devolverlo, Antonio le dio la vuelta al colchón con la esperanza de que se callara, pero entonces le empezó a recordar a su primera novia. “En ese lado debía de tener más memoria porque se puso muy melancólico”, relata este cliente insatisfecho. “Durante días parecía un colchón de agua por las lágrimas”, denuncia.
Con el vale de devolución de la tienda, Antonio se ha comprado diez almohadas con la intención de que, entre todas, le aconsejen sobre cómo recuperar a Marisa.
