Decenas de niños -hijos y en su mayoría nietos de los académicos de la lengua- han visitado esta mañana la sede de la RAE en el barrio madrileño de Los Jerónimos. Los empleados y colaboradores de la institución han acudido con los pequeños para darles la oportunidad de vivir de cerca una jornada de trabajo en la institución. Los menores más implicados han añadido nuevas palabras y expresiones al diccionario, dejando su huella en no pocas páginas.
«Ha sido una mañana muy productiva en la que el español se ha nutrido de nuevas formas de expresión», comentaba a los medios Santiago Muñoz, director de la Academia, con su nieto en el regazo. Él mismo ha mostrado a los periodistas el ejemplar actualizado del DRAE (Diccionario de la Real Academia Española) con varios penes, monstruos y bigotes dibujados con rotulador. Luego ha leído algunas nuevas expresiones aceptadas a partir de ahora, como «caca chocho del pedo de la picha», «teta de chumino», «cagarruto verde» y otras difíciles de leer por la deficiente caligrafía y la presencia de nombres extranjeros como «Jigglypuff» o «Squirtle», que probablemente se recomendará escribir «Yiglipuf» y «Esquírtel».
También el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) ha recibido algunos retoques, aparte de manchas de Nocilla y pisotones. Se han añadido dudas nuevas como «¿Cuántos cacahuetes caben en la boca?» o «¿A qué huele la caca de las ratas?».
Finalmente, la RAE ha confirmado que el nieto del académico de la letra «R», claramente el más avispado, ha decidido eliminar los términos «acelga», «suspenso» y «deberes» al considerar que «como dijo Michel Foucault, si no hay concepto no hay hechos a los que referirse».
