A día de hoy, recordar qué has estudiado o cuál es tu profesión es más difícil que nunca debido a todas las distracciones que nos ofrece la sociedad. Cada vez más propietarios e inquilinos pasan horas encerrados en su vivienda preguntándose cómo han hecho para comprar la casa o pagar el alquiler. Para que eso no te pase a ti, nuestros expertos de Idealista te enseñan unos trucos infalibles para saber si eres arquitecto y no lo sabes.
Si cada mañana te levantas temprano, te desplazas hasta un colegio de arquitectos en el que todos te conocen por el nombre y te pones a diseñar proyectos de construcción desde el concepto inicial hasta su finalización, lo más normal es que seas arquitecto.
Si todos tus amigos y familiares te llaman por teléfono cada vez que necesitan a un arquitecto porque están convencidos de que eres arquitecto, probablemente seas arquitecto.
Si en la pared de la habitación que tú mismo diseñaste tienes colgado un diploma que acredita que aprobaste la carrera de arquitectura, es muy factible que seas arquitecto.
Si vives en una casa que tú mismo diseñaste desde los cimientos y llevas en ella más de cinco años y todavía no se ha caído, puedes estar tranquilo porque eres arquitecto.
Si de pronto observas un edificio modernista y notas que en tu cerebro hay una enorme cantidad de información sobre sus características porque has estado años estudiando sobre ellas, no te engañes: eres arquitecto.
Si, cuando conoces a alguien, tu pareja te presenta como mi marido el arquitecto, o tu pareja es una mentirosa o tú eres un arquitecto.
Si en tu mano izquierda hay un texto que reza “Eres arquitecto” porque lo escribiste en ella para no olvidarte de que eres arquitecto, seguramente seas arquitecto.
Si empezaste a diseñar un Templo Expiatorio en la ciudad de Barcelona pero antes de acabar fuiste atropellado por un tranvía, no le des más vueltas, eres arquitecto.
Si tu nombre es Santiago y tu apellido es Calatrava, lo sentimos mucho pero no eres arquitecto.
Si no recuerdas si eres arquitecto lo más probable es que no seas arquitecto.
