“Pasar de 29.324 locales a 29.325 hará pensar a la gente que somos una cadena”, reconocían hoy los responsables de la cafetería Starbucks, un local que siempre ha valorado la cercanía con sus clientes, a los que conoce por el nombre. Abrir otro establecimiento con la misma estética y los mismos productos «podría transmitir la idea de que somos otra compañía vendida al capitalismo», admiten.
Starbucks abrió sus puertas en 1971 con la vocación de suministrar bebidas con café «directamente del grano al vaso de plástico». Aunque la cafetería cree que podría mantener el nivel de calidad de sus 29.324 locales en el nuevo establecimiento número 29.325, la posibilidad de que los visitantes de toda la vida crean que la empresa se ha rendido a las exigencias de lo comercial llena de recelos a sus responsables.
«Podríamos abrir la nueva cafetería en algún poblado remoto de la India, pero allí ya hay locales nuestros, y la gente que acude a ellos dirá ‘Venga hombre, ¿otro Starbucks? Se están expandiendo y no me gusta'», razona Jerry Baldwin, socio fundador de Starbucks.
Baldwin explica que la presencia constante de turistas y extranjeros en las cafeterías que Starbucks tiene fuera de Estados Unidos hace temer también que se pierda «la esencia de norteamérica». «Pero claro, no podemos prohibir la entrada de personas que no sean norteamericanas en países que no son norteamericanos, estaría mal visto», concluye.
Los dueños de Starbucks planean ir «mesa por mesa» para consultar a su clientela «qué tal está todo» y qué les parecería si se abriera un local más.
