El director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, ha confirmado este miércoles el cierre de la venta al empresario chino Wang Chen del cuerpo de la benemérita. “Es normal”, afirma, “está claro que los inversores chinos tienen un ojo puesto en España. ¿Y qué hay más español que la Guardia Civil?”.
Fernández de Mesa asegura que la venta se hará efectiva a partir del mes de marzo, y los primeros cambios, fruto de la fusión de las dos culturas, no se harán esperar. “De entrada, la ciudadanía tendrá que empezar a referirse a nosotros como la benemeritaki”, afirma. “Los agentes, además, deberán llevar publicidad de la empresa china Huawei en la parte trasera del tricornio”, añade.
Los agentes, que también deberán sustituir el clásico uniforme verde por un kimono estampado con flores de loto, deberán hacer efectiva la entrega de sus pistolas al finalizar este mes para recibir a cambio una espada «gancho de tigre» y unos cuchillos «de cuerno de ciervo», típicos del kung fu.
Aunque Fernández de Mesa también reconoce que habrá otras modificaciones que considera demasiado drásticas, como la normativa que exigirá que los agentes implicados en casos de corrupción, en lugar de dimitir, se tengan que quitar la vida. “Pero así son los negocios, un toma y daca en el que tienes que dar tu brazo a torcer”, asegura Fernández, que está especialmente ilusionado con la posibilidad de que construyan 8.000 agentes de terracota.
Por su parte, Wang Chen asegura estar encantado con la compra y no descarta hacerse con otras instituciones típicamente españolas. “Mi siguiente paso será comprar la Legión” afirma rotundo, y remata su intervención al grito de “¡Viva la benemeritaki!”.
Coincidiendo con el cambio de propietario, la benemeritaki ha retirado a todos los agentes que se encontraban en la sede del Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) realizando un registro para desmantelar una trama financiera y empresarial dedicada al blanqueo.
