En una tradicional maniobra de disimulo, Eduardo González, de 16 años, hijo de una de rica familia española, ha acudido a una farmacia a comprar preservativos y, visiblemente nervioso, ha acabado comprando el negocio para disimular, según han informado diversas fuentes cercanas a la escena.
“Ha empezado preguntando por los caramelos mentolados y ha ido añadiendo productos hasta que ha comprado el local por 300.000 euros”, ha explicado un testigo a la prensa.
Con la intención de que nadie piense que ha comprado la farmacia “para hacer algo raro con chicas o algo”, González ha decidido adquirir los negocios “Bar Chino Hay Cheng Pato”, “Mercería Telas Rosales” y “Banc de Sabadell”, cercanos a la farmacia que ahora es de su propiedad.
Hace tres años, y según ha podido saber la prensa, González acudió con unos amigos a un quiosco con la intención de comprar la revista Penthouse y se hizo con el 13% del accionariado de El País, El Mundo y la revista National Geographic, que ahora dirige, para que nadie sospechara que pretendía adquirir pornografía.
El adolescente ha comunicado a la plantilla de la farmacia que no planea hacer cambios.