Los desarrolladores de la aplicación de citas Tinder han anunciado esta mañana que su misión en el territorio español ha terminado. «España se ha pasado Tinder», sentencia la empresa en su página web, informando que «todos los españoles se han acostado ya entre ellos».
«Empezó siendo divertido pero al final, cuando conoces a todo el mundo, más que una aplicación para ligar parece una cena de Nochebuena con los primos», explica una de las usuarias, Marta Sancho, con quien te acostaste en junio según los registros de Tinder.
Ahora que todos los ciudadanos han practicado el coito entre ellos, han desaparecido las tensiones raras y el ambiente es «mucho más sano» en España, según los analistas. Los encuentros entre españoles ya no tienen como trasfondo las pulsiones sexuales y, por tanto, las relaciones sociales y profesionales devienen más adultas y serias.
«Era lo que nos hacía falta. Ojalá se hubiera inventado Tinder antes de la Guerra Civil», argumenta otro de los usuarios, Martín Gorri, el que tiene una característica marca en la nalga izquierda.
La primera población española en pasarse Tinder fue Motilla del Palancar, en Cuenca. «Como somos pocos y nos conocemos todos, en diez minutos estábamos coitados. El cura se resistió un poco más, pero al tercer ‘Match’ estaba en el ajo», confiesa el alcalde.
El cierre de Tinder en España podría perjudicar a otras aplicaciones pensadas para consumar el acto sexual como por ejemplo Instagram, donde esta mañana sólo se veían fotografías de gintónics abandonados y espejos de baño sin reflejo de chica en bragas.
